San Juan de
Manapiare es un viaje épico, del que escuchábamos cuando apenas estábamos
ingresando en el mundo 4x4, donde aquellos videos del grupo Fronteras, cerca
del año 2000, nos mostraban una ruta casi imposible de realizar, un viaje solo
para los más expertos. Pero luego de varios años realizando viajes juntos,
logramos consolidarnos como un grupo de personas capaces de hacer este viaje de
la vieja escuela del 4x4.Así que empezamos a prepararnos.
Comenzamos a
investigar sobre el viaje, los relatos de grupos que lograron llegar y los
videos fueron de gran ayuda, y parte del grupo se lanza en un viaje de
reconocimiento de la ruta. Salimos un jueves de diciembre en un par de carros
no preparados para este viaje, pero con el propósito de llegar lo más lejos
posible, no más allá del rio Suapure (Chivapure), donde, según habíamos
escuchado, estaba libre el camino, con todos sus puentes hechos y ningún caño
que sortear. Pero no fue así, llegamos a un punto donde un puente caído ya
cerca de nuestra meta para este viaje nos impedía seguir, y al no ir
preparados, este sería nuestro punto de retorno, no sin antes conversar con la
comunidad de la zona (Sabana Cardona), que más adelante nos ayudaría y
orientaría en cómo era parte del camino. Para ese entonces ya teníamos una
fecha para el viaje, tendría que ser una semana antes de Semana Santa por
varios motivos; El rio Suapure se encuentra en su más bajo nivel durante el
año, no saldríamos con la multitud que se moviliza fuera de Caracas y aprovecharíamos las vacaciones de dicha
semana.
Dos meses
antes del viaje apresuramos el paso en prepararnos.
El grupo
queda así:
Machito Plateado: Iker y Armando
Machito Azul: Omar y Alberto
Machito Blanco: Robert y Miguel
Cuarentica Beige: Fernando y
Gustavo
Salimos el
domingo 17 de marzo 2013 de Caracas a las 5 am, luego que Fernando se quedara dormido después de
afinar detalles en su carro hasta entrada la madrugada. Arrancamos vía los
Valles del Tuy, por las Mercedes del Llano, de ahí a Cabruta, y después de un
par de cauchos pinchados, abordamos la chalana y llegamos a Caicara, donde
terminamos de comprar los víveres de última hora y de comer lo que sería nuestra
última cena en la civilización. Seguimos y tomamosla troncal 12, seguimos vía
Las Minas de Guaniamo, para luego llegar a lo que sería nuestro primer
campamento a unos 158 kilómetros de Caicara.
Al amanecer,
bien temprano y después de un fuerte desayuno, arrancamos, teniendo como meta
para ese día cruzar el rio Suapure y acampar donde nos agarrara la noche.
Teníamos la idea de que la acción comenzaría a partir del Suapure, pero no
podíamos estar más equivocados. Un primer par de árbolescaídos nos adelanta lo
que será el resto del viaje, con ánimo los cortamos y hasta fotos nos tomamos
mientras trabajábamos. Seguimos el camino, bien demarcado y llegamos al
Suapure, pero el camino no continuó del
otro lado. De la nada se aparecieron un par de indígenas en moto y nos
informaron que por ahí no se cruzaba, que nos pasamos la entrada, revisamos el
GPS y estaban en lo cierto, dimos la vuelta y llegamos al cruce… la vegetación
había crecido enormemente desde que paso el último grupo y lo único que se veía
era un pequeño camino de motos. Aquí empezó el trabajo, aparece más gente de la
zona y nos ayudan a conseguir el camino original, apartando todo el monte que
ha crecido desde hace unos años y
llegamos a los primeros caños, la subida del segundo que parecía inofensiva
resulta no serlo, la selva comienza a reclamar partes del carro y partimos la
campana del snorkel del machito azul con un árbol, pegamos winch y
salimos.Llegamos al tercer caño y en la salida, una subida larga, un par de
avisperos hacen difícil anclar la guaya del winch, pero logramos esquivarlos y
salir.
Seguimosunos pocos metros y llegamos al Suapure, lo cruzamos a pie para evaluar la profundidad (1,30 metrosaprox.), conseguir la salida y buscar un posible punto de anclaje para el winch. De pronto nos percatamos de que se ha acercado casi todala comunidad de Sabana Cardona a ver cómo íbamos a cruzar, se reían de como hablábamos y tomaban fotos y videos con sus celulares (cabe destacar que no había señal en esa zona). Decidimos lanzar al cuarentica de primero, nada eléctrico, liviano, con la guaya del winch afuera por precaución, ya listos del otro lado para engancharlo en caso de quedar pegado, se lanzó y logró entrompar a la salida, empinada e inclinada hacia el piloto. El copiloto, que iba en el techo por no querer mojarse,salió despedido, al carro recostar con la pared del lado de piloto, no queda otra sino salir con winch. Se lanzó el machito blanco y logró entrompar igual a salida, sale de igual manera pero deformando la lata. Turno del machito azul, los dos carros anteriores ya han removido el suelo y este no logra alcanzar la salida, se queda a unos 3 metros, sale de la misma forma y con los mismos daños.En su turno, el machito plateado se queda pegado pero esta vez el hueco es aúnmás grande y la profundidad del agua nos preocupa, haciendo más intensa y rápida la recuperación. Al salir recuesta igual pero arranca las planchas del techo, abollándolo en varias partes. Ya se acercaba la noche y decidimos acampar en un plano cercano y entregar unos donativos para la comunidad: útiles escolares, balones de futbol y linternas LED,de esas que se recargan con la mano. Este día nos mostró lo que sería este viaje: muchos árbolescaídos, caños y avispas, todo el día…. Una buena cena y a dormir.
Seguimosunos pocos metros y llegamos al Suapure, lo cruzamos a pie para evaluar la profundidad (1,30 metrosaprox.), conseguir la salida y buscar un posible punto de anclaje para el winch. De pronto nos percatamos de que se ha acercado casi todala comunidad de Sabana Cardona a ver cómo íbamos a cruzar, se reían de como hablábamos y tomaban fotos y videos con sus celulares (cabe destacar que no había señal en esa zona). Decidimos lanzar al cuarentica de primero, nada eléctrico, liviano, con la guaya del winch afuera por precaución, ya listos del otro lado para engancharlo en caso de quedar pegado, se lanzó y logró entrompar a la salida, empinada e inclinada hacia el piloto. El copiloto, que iba en el techo por no querer mojarse,salió despedido, al carro recostar con la pared del lado de piloto, no queda otra sino salir con winch. Se lanzó el machito blanco y logró entrompar igual a salida, sale de igual manera pero deformando la lata. Turno del machito azul, los dos carros anteriores ya han removido el suelo y este no logra alcanzar la salida, se queda a unos 3 metros, sale de la misma forma y con los mismos daños.En su turno, el machito plateado se queda pegado pero esta vez el hueco es aúnmás grande y la profundidad del agua nos preocupa, haciendo más intensa y rápida la recuperación. Al salir recuesta igual pero arranca las planchas del techo, abollándolo en varias partes. Ya se acercaba la noche y decidimos acampar en un plano cercano y entregar unos donativos para la comunidad: útiles escolares, balones de futbol y linternas LED,de esas que se recargan con la mano. Este día nos mostró lo que sería este viaje: muchos árbolescaídos, caños y avispas, todo el día…. Una buena cena y a dormir.
Tercer día,
amanece y arrancamos. No más de 2 kilómetros
y apareció el primer inconveniente mecánico con el cuarentica; se rompió
una manguera de la dirección y se hizo imposible repararla, rodando el resto
del viaje con dirección mecánica. Continuamos el camino y aparecieron más
tapones de árbolescaídos, caños, llegando a uno con un gran puente para motos.
Aquí empezamos a entender lo importante que son las motos para las comunidades
que habitan alrededor de esta ruta. El caño es profundo, el puente estaba en
diagonal sobre el caño y por su tamaño no podíamos moverlo, así que decidimos
quitar uno de los soportes y atravesarlo por debajo.Pero los bidones en el
techo pegaban y tuvimos que bajarlos. Dejamos todo como lo encontramos y
seguimos nuestro camino. Kilómetros mas adelante, con la vegetación que cubre
parte del camino, el cuarentica que iba en la punta, cae en un hueco del lado
izquierdo casi logrando que este se volteara, teniéndolo que sacar con el
winch. Aprendimos la lección, tenemos que estar muy pendientesde la vía, la
vegetación puede esconder un hueco y provocar un accidente.
Kilómetros tranquilos de sabana, hasta llegar a un área de vegetación densa donde se pierde el camino. Nos llevó 30 minutos conseguir parte de él, limpiamos la vía y nos encontramos con un pegadero. Partimos la guaya de winch del azul, y después de 3 horas, sorteamos ese pedazo de unos 150 metros. Nos agarró la noche y acampamos en un claro muy cerca de este sitio.
Kilómetros tranquilos de sabana, hasta llegar a un área de vegetación densa donde se pierde el camino. Nos llevó 30 minutos conseguir parte de él, limpiamos la vía y nos encontramos con un pegadero. Partimos la guaya de winch del azul, y después de 3 horas, sorteamos ese pedazo de unos 150 metros. Nos agarró la noche y acampamos en un claro muy cerca de este sitio.
Día cuatro.
Amanece y mientras 3 de los copilotos siguieron a pie buscando el camino, el
resto arreglaba ciertos detalles de los carros. A unos pocos metros del
campamento, nos conseguimos con lo que sería el mayor tapón de árboles caídos
del viaje; unos 5 árboles, uno encima del otro, teniendo el mayor de ellos
cerca de 1 metro de diámetro. Para despejarlo ,mientras unos iban limpiando con
machete, otros dos operaban las motosierras y un último se adelantó con un
radio y el GPS, para seguir buscando el camino que se perdió nuevamente luego
de este tapón. Lo conseguimos y nos tocó limpiar mucha vegetación ‘nueva’ en un
terreno que parecía ser una laguna, con monte alto y el suelo de un barro espeso.
Nos aseguramos de despejar todo el camino hasta conseguir un suelo firme, para
luego hacer pasar uno por uno los carros a una velocidad constante, para evitar
que alguno se quedara pegado en este terreno donde no existía un árbol cerca
del cual pegar un winch. No avanzamos más de 2 km y ya habíamos invertido medio
día. Siguieron más caños y más árboles caídos. Llegamos a un caño que
bautizamos Caño Ant, hormiga en inglés(ridículo pero era más fácil guardarloasí
en el GPS), por la cantidad de bachacos que nos hicieron pasar por un infierno
para realizar las labores de recuperación, cayéndole incluso a uno de los
pilotos un hormiguero en las piernas mientras manejaba, caos total. Seguimos
nuestro camino y en cierto punto cerca de un caño bueno para bañarse, nos
conseguimos con un grupo de motorizados que había salido en la mañana de
Manapiare y nos aseguraron que llegábamos a más tardar en un par de días
(EMBUUUUUUSTE !!!!!). A este punto lo llamaríamos unos cuantos días después, la
Falsa Victoria. Ya sin nada de agua potable, decidimos no avanzar más ese día,
rellenar los potes de agua con media pastilla de Aquatabs, una buena cena y a
descansar.
Día número 5.
Ya el día anterior el camino había cambiado un poco, empezábamos a subir y se
ponía rocoso. El machito plateado empieza a presentar una falla en la
inyección,que presumíamos, era ocasionada por agua en la gasolina. Decidimos
separarnos en dos grupos, Iker, Armando y Omar se quedan revisando el machito
plateado, mientras el resto se va adelante para seguir avanzando y abriendo
camino.Seguimos y llegamos a una curva donde la salida se convirtió en barranco
y nos toca echarle pico hasta hacerla lo más segura posible, después de
dedicarle cerca de una hora, queda algo parecido a un camino, lo pasamos con
extrema precaución y continuamos.Ya hemos perdido la cuenta de cuantos arboles
hemos cortado y el calor y el cansancio empiezan a pasar factura a los
copilotos y a uno de ellos le da una baja de azúcar. Nos tomamos un descanso
obligado, agua, unos caramelos y estamos listos para seguir, avanzamos, salimos
de la selva y de la montaña y nos recibe una sabana con la Serranía de Guanay
de fondo. En ese momento esperamos al resto del grupo para seguir juntos; el machito plateado llegó sin
haber solucionado la falla. Entramos en la selva de nuevo y llegamos a un
pequeño caño donde la salida se la ha comido el agua y la ha dejado en forma de
V, nos tocó trabajarla con pico para facilitar el paso, sin embargo no se hizo
suficiente, el cuarentica parte el acoplador del lado del piloto. Seguimos y
cerca de las 4 pm el camino se pierde nuevamente, por lo que decidimos
separarnos en grupos y GPS en mano, comenzar la búsqueda a pie, conseguimos el
camino original, sin embargo, nos tomó un par de horas hallar una ruta para
alcanzarlo. Ya para ese momento la falla del machito plateado empeora y ya no
prende, decidimos acampar en un claro cerca de ese punto pero un pegadero nos
separa y hacer pasar al plateado se hace bastante tedioso. Ya adentrada la
noche y llegando al claro, nos conseguimos con un indígena de la zona que nos
asegura que más adelante el camino esta “faciliiiito”. Nos disponemos a
arreglar la falla del machito plateado y el acople del cuarentica, culminando
con éxito ambas labores. Una buena cena y a dormir con un ojo abierto...
Sexto día.
Amanece, arrancamos y 5 minutos después, el machito blanco espicha otro caucho
con el simple tocón de una rama caída; divertida manera de comenzar el día. Más
adelante el mismo señor con el que habíamos hablado la noche anterior nos
muestra el nuevo camino que él ha hecho, bien delimitado con barandas y demás
lujos, ya que el camino original lo convirtió en un paso de ganado y el cruce
de uno de los ríos se hacía imposible. Salimos de lo que parecía ser la hacienda
de este señor para conseguirnos con una larga sabana. Rodamos unos cuantos
kilómetros y nos conseguimos con un tractor lleno de gente. Su conductor nos da
la bienvenida al estado Amazonas y después de intercambiar unas palabras,
seguimos nuestra ruta. Continúa la sabana y pareciera que este día se está
convirtiendo en uno de descanso para los copilotos y llegamos cerca de las 4 pm
a la mejor parte del viaje: CAÑO SANTO. Decidimos terminar de convertir ese día
en uno descanso y acampamos. La falla del plateado seguía pero muy disminuida,
y decidimos bajar el tanque para revisarlo. Lavamos ropa, un buen baño, una
reconfortante cena y a dormir.
Día 7.
Arrancamos. Nos encontrábamos pedazos de sabana y tramos de selva, uno tras
otro, y árboles caídos como todo el viaje. En el paso de un caño, uno de los
winch, el 8274 del cuarentica, cede y se parte el eje principal. Llegamos a un
plano quemado donde se pierde el camino de nuevo. Por la hora y el cansancio
acumulado, decidimos acampar y cambiar el eje del winch, y para no perder
tiempo a la mañana siguiente, un pequeño grupo avanza a pie en busca del
camino.
Día 8.La
noche anterior descubrimos que la comunidad de la zona ha sembrado cacao en lo
que era el camino original. Esto nos obliga a ir esquivando los arboles hasta
salir de ese pequeño sembradío que se queda con las planchas del machito
plateado. Ya ni se sabe cuántas veces las ha arrancado en este viaje y
decidimos dejarlas ahí y recogerlas a la vuelta. La ruta continúa con la
topología del día anterior. En un punto, mientras apartábamos unos árboles de
la vía, el cuarentica queda en un pequeño quiebre y uno de los copilotos se
percata que la ballesta maestra del lado derecho está partida.La remendamos con
el amarre universal (por si no lo conoces: Alambre) y seguimos. Se acerca la
noche y acampamos a la salida de una de las selvas.
Noveno día.
El día empieza con pura sabana hasta conseguirnos a una comunidad donde nos
aseguran que el viejo camino sigue tan difícil como el que hemos recorrido.
Ellos están abriendo uno que es más corto pero igual hay que trabajar y nos
agradecerían mucho que lo termináramos de abrir ya que ellos no cuentan con las
herramientas para hacerlo. Decidimos tomar ese camino y trabajarlo. Atravesamos
una pequeña finca, un terraplén, y nos incorporamos a un camino que se nota es
transitado frecuentemente por carros…¡¡¡Medallita de PLATA!!!
Llegamos a
San Juan de Manapiare, caminos de cemento que no veíamos desde hace días. Celebramos,
nos abrazamos, incluso alguno lloró, besamos el piso y buscamos algo frio de
beber. Acto seguido vamos para el aeropuerto a tomarnos las fotos de la
victoria y empiezan a aparecer locales que nos ofrecieron almuerzo.
Luego de un banquete nos dirigimos al puesto de la guardia nacional, nos dan la bienvenida, firmamos el libro de novedades y nos ofrecen cena en un pequeño abasto llamado Inversiones Santa Bárbara. En el ínterin, aprovechamos de reparar y poner a punto las motosierras con el pana Guarataro, dentro del barrio Piaroa, en la calle que cruza a la izquierda antes de llegar al aeropuerto (recomendado al 100%). Nos informaron que llevaban 3 meses sin electricidad, que el río estaba bajo y la gabarra con la gasolina para la planta y el consumo interno no podía llegaral pueblo, sin embargo encienden la planta unas pocas horas en la noche para celebrar nuestra visita. Damos una pequeña vuelta de reconocimiento para buscar donde acampar y nos vamos a cenar una buena parrilla en el abastico, donde pudimos compartir nuestras experiencias con algunos personajes del pueblo y con Javier, dueño de este humilde pero bien abastecido negocio, que con mucho gusto nos ofreció comida el resto de la estadía. Ya tarde y después de unas frías, nos dirigimos a la orillas del rio Ventuari para descansar.
Luego de un banquete nos dirigimos al puesto de la guardia nacional, nos dan la bienvenida, firmamos el libro de novedades y nos ofrecen cena en un pequeño abasto llamado Inversiones Santa Bárbara. En el ínterin, aprovechamos de reparar y poner a punto las motosierras con el pana Guarataro, dentro del barrio Piaroa, en la calle que cruza a la izquierda antes de llegar al aeropuerto (recomendado al 100%). Nos informaron que llevaban 3 meses sin electricidad, que el río estaba bajo y la gabarra con la gasolina para la planta y el consumo interno no podía llegaral pueblo, sin embargo encienden la planta unas pocas horas en la noche para celebrar nuestra visita. Damos una pequeña vuelta de reconocimiento para buscar donde acampar y nos vamos a cenar una buena parrilla en el abastico, donde pudimos compartir nuestras experiencias con algunos personajes del pueblo y con Javier, dueño de este humilde pero bien abastecido negocio, que con mucho gusto nos ofreció comida el resto de la estadía. Ya tarde y después de unas frías, nos dirigimos a la orillas del rio Ventuari para descansar.
Día número
10. Son las 8 de la mañana y el sol y el calor no nos deja seguir durmiendo. Se
aparece Javier en una moto y nos dice que nos apuremos, que ya nos tiene
preparadas unas arepitas de Chigüire. Un corto baño en el rio y ahí estamos,
comiendo las exquisitas arepas preparadas por la esposa de Javier. Luego nos
regresamos nuevamente al rio a ponernos en remojo, para disfrutar al máximo de
ese lugar maravilloso. Organizamos un poco los carros, reparamos detalles
menores y ya es hora de comer nuevamente, Javier nos tiene preparado una sopa
de huesos hecha a leña con su mañoco de acompañante;excelente. Un breve
descanso y nos dirigimos a reabastecer de gasolina los vehículos, que solo con
permiso de la guardia es posible. Nos tomamos otras fotos cerca del aeropuerto
y con nuestro amigo Javier en su establecimiento, para más tarde cenar unas
arepitas con huevos revueltos y queso blanco que nos tenía preparado. Deliciosa
cena y excelente velada.
Día 11:
Amanece y muy descansados arrancamos de vuelta. El camino es mucho más
tranquilo, no hay trabajo que hacer, todo está limpio y la vía libre. Llegamos
a lo que anteriormente llamamos el plano quemado y nos dimos cuenta que el
cuarentica había partido la hoja maestra de la otra ballesta delantera y que el
tanque de gasolina estaba goteando, decidimos acampar ahí nuevamente y reparar
la ballesta.
Duodécimodía:
Arrancamos y todo transcurre en calma, solo hay trabajo para pasar los caños.
Cerca de las 10am estábamos de nuevo en Caño Santo y paramos para un ligero
descanso y un buen baño en el rio. Seguimos y más adelante mientras rodábamos
en sabana, quizás por la confianza de no hacer casi nada en todo el día, no nos
percatamos que nos habíamos separado del camino original y nos perdimos al
menos unos 45 minutos hasta retomarlo nuevamente. Luego de un tramo de selva,
llegamos a una pequeña sabana que nos mostraba una hermosa imagen de la
Serranía de Guanay, por la hora decidimos acampar en ese punto. Esta noche se
convirtió en la más difícil para algunos, una gran lluvia cayó en medio de la
noche y los techos de las hamacas no funcionaron como debían. Al menos ya era
en el tramo de salida y el cansancio ya no era el mismo.
Día 13.
Salimos y en cierto momento el cuarentica empieza a fallar hasta llegar al
punto de apagarse. Nos detenemos y comenzamos a revisar; resultó que la llave
de paso entre los tanques de gasolina se había partido, quizás por culpa de
algún tronco, lo que impedía que circulara la gasolina, remendamos y seguimos.
Más adelante el machito blanco pincha caucho de nuevo. Seguimos rodando y el
cuarentica se lleva un tronco y saca una de las ballestas delanteras de su
sitio, lo que nos obligó a utilizar su propio winch para poner la transmisión
en su sitio y llevarlo así,con el winch pegado, hasta a un lugar donde poder
acampar y arreglarlo. A pesar de todas de las paradas, hemos rodado bastante y
la noche nos alcanza justo antes del Suapure, sitio donde habíamos descansado
el segundo día y acampamos.
Día 14 y
último: Nos levantamos y los copilotos salieron a trabajar la entrada al
Suapure, donde todos los carros habían recostado el lateral al segundo día,
para lograr entrar con cierto impulso al rio. El nivel del agua había subido,
por lo que para sacar los carros, esta vez sí queríamos ir sobre seguro:
sacamos las guayas de los winch completas, unimos un par de cinchas y las
anclamos a un árbol al otro lado del rio, lo cruzamos sin mucho problema.
Empezamos a celebrar la salida, ya el camino difícil lo dejamos atrás. Seguimos
hasta llegar a Caicara en pleno domingo de Semana Santa donde por suerte lo
único que conseguimos abierto fue una pizzería.4 pizzas extrafamiliares para
nosotros 8 y nos vamos a dormir…
Después de
unos 200 árboles caídos cortados y apartados de la vía, de la gran cantidad de
caños cruzados, del hambre, de la sed, del cansancio, de las picadas de avispas
y bachacos, de los peligros de la selva, de la pasadera de roncha, ¡lo
logramos! Uno de los viajes más espectaculares y únicos que ofrece nuestro
país, donde todo lo sufrido es recompensado por los increíbles paisajes y el
carisma de su gente.
Invitamos a
la gente del mundo 4x4 de este país a que realicen este viaje. La gente de las
comunidades nos agradeció enormemente el trabajo que hicimos al abrir la vía y
nos pidieron encarecidamente que los invitáramos a todos a no dejar perder la
ruta.
Por último,
a todos los que nos dijeron que era imposible y a los que desearon que no
llegáramos, ¡gracias por motivarnos!
Inspección de daños después del viaje:
-Latonería golpeada en casi todas
las piezas de los carros; por más previsible que seas es inevitable
-Snorkels partidos
-Casi todos los faros partidos
-Un winch partido
-Una guaya de winch partida
-Un rodillo partido
-Un rodillo partido
-Unos 10 pinchazos
Recomendaciones
para este viaje: (y para otros también si les interesa)
-NO RODAR DE NOCHE
-Llevar una motosierra mediana por
carro con bujías y cadenas de repuesto; nada grande porque se hace difícil
manipular después de tantos árboles.
-Agua y Aquatabs en BAAAAANDA
-Machetes bien afilados, varios por
carros, siempre se pierden
-Pullpal, quizás 2 por carro (Es un
chiste)
-Nestea, Clight, o cualquier cosa
que le quite el sabor al agua
-Vacunas: Antitetánica, Hepatitis,
etc.
-Buen kit de primeros auxilios; en
nuestro caso incluimos hasta suero antiofídico con todo lo necesario para
aplicarlo, sin embargo la gente de la zona usa algo llamado Suero Caribe
Especifico que lo venden en una farmacia de Caicara (no damos fe de ello, ni de
que funcione)
-Punta de eje, mandarria, picos,
chícora, poleas, cinchas, cinchas abraza-árbol, guaya de repuesto, perros para
la guayas
-Un par de planchas como máximo;
fueron un estorbo y nos retrasaron
-Gasolina; promedio de nosotros
320litros por carro y recargamos en Manapiare
-Winch de repuesto
-Hamacas, con mosquiteros y su techo
-Camisas manga largas y pantalones,
sombreros con mosquiteros
-Estar siempre pendiente de las
avispas, pero no molestarlas
-Repuestos
-Tripas de repuesto y todo lo
necesario para cambiarlas
-Aparta-Ramas de guayas
-Copilotos en buen estado físico,
sino, no vayan
-Designar bien las tareas de cada
quien, para no entorpecerse y preservar la convivencia
-El grupo tiene que conocerse bien y
haber hecho viajes anteriormente juntos
Todas estas
fotos y muchas más en http://s1077.photobucket.com/user/omarluis1984/slideshow/San%20Juan%20de%20Manapiare%202013
que bien es el contacto con la naturaleza
ResponderEliminarFelicitaciones, lograron el tal vez viaje de 4x4 más importante de Venezuela.
ResponderEliminarMuchisimas felicitaciones por ese gran logro a todo el grupo! Solo con leer el relato pareciera que uno los acompañó y sufrió todas sus aventuras! Saludos!
ResponderEliminarExcelente viaje y relato, felicitaciones por el logro
ResponderEliminarImposible no leerlo todo, excelente viaje, relato y fotos brutales!!!!
ResponderEliminarLe hecharon un mundo felicitaciones por esa travesia una inspiracion para muchos de este deporte 4X4
ResponderEliminarBuen paseo y reseña
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